La labor regeneradora que debe hacer un conservador -para sí mismo, en primer lugar-, es considerar qué cosas merece la pena conservar. Que es siempre un viaje al centro... de las cosas, y de uno mismo. Y en este viaje, van cayendo los ídolos uno tras otro o, al menos, son desenmascarados.
7 comentarios:
Como diría Buko, ge-nial!
O Jesulín: im-presionante. Fuera bromas, touché.
Totalmente de acuerdo. Mi congelador, de tanto celo conservador, está ahora hecho un bloque de hielo. Yo le digo, céntrate, céntrate, pero ni caso.
Pues a tu congelador ponle por las mañanas a Federico Jiménez Losantos, y verá cómo se descongela (aunque centrarse, centrarse...)
Estupendo todo! Y qué buen final!
Para ese viaje al centro (...) de uno mismo, y comprobar el termostato de nuestro frigorífico (lugar donde guardamos las "cosas" que queremos "conservar") no estaría mal que probarais el Test ideológico que colgó Buentes en su blog, en serio. Como mínimo curioso.
Ya había visto tu entrada cuando me lo dijiste y le daba vueltas a los términos "tradicional", "tradicionalista", "conservador", etc, con todos sus matices. Mi reflexión era muy general. Tú te centras en la responsabilidad de cada uno, y es mejor así.
COMUNICADO. Mi congelador/conservador ya no está congelado/conservado, sino derretido y vacío. He de confesar que alguna vez, pobre, ha tenido que escuchar a Federico. Quedóse petrificado, de hielo, escalofriado... Con Radio Clásica, centrados en la música, todo fluye. Fluyamos.
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