18 de mayo de 2007
El Plantinar (o Conservador II)
Los naranjos de mi barrio -de mi barrio de antes, el de mi primera juventud- siguen montando guardia en torno a las muchachas de la primavera. Ellas pasan, altivas, con su coxis tatuado, con su piercing de pueblo y sus maletas de piso de estudiante. Pasa después su aroma, endulzando el ambiente, y Pablo y yo nos miramos, frente a la cerveza, y no decimos nada. Los naranjos guardan silencio también, comprensivos, dan su aroma también, generosos. Son ya muchos años conociéndonos, Pablo, los naranjos, la bodega Peinado, el balcón de mi casa, la calle habitada de estudiantes con maletas, los naranjos que escoltan nuestro silencio. Hay un retorno digno de respeto en esta cadencia de aroma, silencio, pasar y permanecer. Sólo por mi barrio soy conservador, sólo por esto no soy del todo liberal, y no quiero que las leyes del mercado arrasen estas casas y pongan otro centro comercial. Blandiré, si es preciso, la espada de Adam Wayne en Notting Hill, y dándome el gusto de contradecirme, caeré defendiendo este universo, el barrio del Plantinar, las cosas que merecen conservarse. Y Enrique García-Máiquez acudirá a mi llamada, con su flota porteña que remontará el Guadalquivir, luego el Nervión, y juntos tomaremos unos vinos, antes de la batalla.
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11 comentarios:
Ayer de nuevo, ternos sucios. Después de mucho tiempo. Aunque cambien las cosas y la hora de regreso a casa sea antes de las 12 y no con el alba.
Ternos sucios. No sé si el gran Pedro Sevilla, al escribir aquellos emocionantes versos, sabía que en ellos estaba mi vida y la de mis amigos. Por él, por ti Jesús, por el Plantinar, por "Los gordos", por la bodega Peinado, por Albayalde siempre, por Enrique remotando la ribera, alzo mi copa, mi humilde vaso. A Dios gracias.
Oh, me has fastidiado el comentario, Beades. Yo te iba leyendo y me iba creciendo la épica y ya en plena apoteosis pensaba ofrecerme como voluntario y... pum: ya me habías adivinado las intenciones. Claro, también son muchos años conociéndonos.
PS.- Y efectivamente el conservadurismo es un sentimentalismo, una defensa de los barrios del corazón.
Últimente comento bastante con quien se ponga a tiro de luenga cuánto me atrae la idea de vivir en un barrio, tipo plantinar o juncal. Abuelas con carritos de compra en vez de yupies con coches; balcones en vez de telefonillos; polvillos en vez de carrefures; nombres deformados por la fonética signando mundos, perros y amos que se conocen;y lo mejor... los bares de barrio: las tapas baratas y abundantes, los caracoles, la cerveza debajo de los naranjos. Privilegios de barriá, plazoleta y columpios. "Manolito, ¿cómo estas hoy? ¿cuándo vas a trabajar? toma algo pero para comer, ¿eh?. Hasta lo sórdido se hace entrañable...
"Take a good look around, these is your hometown" dice el padre a su hijo en alguna canción...
Yo de Sevilla no conozco más que la estación de Santa Justa, en una ocasión de paso. Pero supongo que el Plantinar no andará lejos del barrio donde vivo. Justo hoy pensaba que pase lo que pase, niande fuera rico (jo), me iré de aquí. Si puedo, incluso, comprarme una casita en Pueblo de Vallecas, que lo tiene todo de pueblo, hasta la plaza y la iglesia. Porque Santa Eugenia tiene su aquel, mucho verde, mucha terracita, (mucho cartel del PSOE,) mucha inmigración y mucha vitalidad populachera, pero el Pueblo es el Pueblo, diferente aunque solo esté a un paso de aquí.
No me lo puedo creer, en serio, más de uno somos del mismo barrio... Nací y viví en la calle Naranco, nº 7, 4º Izq.
Cuánta nostalgia (pero la de sonrisa): de repente muchos recuerdos de mi infancia en El Plantinar han acudido a mí. ¡Qué barrio!
Pd.- El final, desde "Blandiré...", me parece fantástico.
Me ha encantado este texto, Beades, y me he acordado de tu (nuestra) diosa Molicie. Yo soy mucho más conservador que tú, un conservador nostálgico que no deja de pensar ¡qué bonito débió ser este paisaje, qué bonita fue la Isla, qué hermosura de montaña hace tres siglos!
Beades,¡ tú no eres conservador!.Tú prefieres los platos corruptibles en su tiempo y lugar oportuno hasta que el tiempo o el azar te lo vuelvan a traer a tu mesa. No te imagino tirando de conservas en lata, siempre a tu disposición, artificialmente preservadas de la corrupción y de las promesas de la vida. Tu barrio es naturaleza, tradición e historia...y sí, hay que luchar contra esos hombres de gris que quieren igualarnos a todos en superficies esterilizadas, con técnicas muy parecidas a las conserveras, azucaradas,anónimas, enlatadas en músicas de Il Divo y que sólo buscan suprimir los intercambios con el mundo exterior a cambio de hacernos aparentemente " incorruptibles".
Otro barrio de mi ciudad que tampoco conozco. Me alegro de encontrar este blog.
¡Yo tampoco puedo con Il Divo! Por cierto, aunque ahora hablando de música, me he apuntado a la terapia del saxo tenor, supongo, escuchando ahora mismo a Ben Webster. Creo que te manda saludos... Gracias por la recomendación.
Barrios... sí, son especiales, tienen su encanto. Como los 100 Barios Porteños ;)
Yo viví en un barrio, el barrio de mi infancia. Sus calles llevaban nombres de árboles. La mia era Los Aromos. El arroyo pasaba a dos cuadras. Es el mejor lugar para disfrutar la infancia. Correr, andar en bici por la calle sin riesgo de un accidente, salvo el de caerse y rasparse las rodillas. Disfrutar del verde, los pájaros que te despiertan a la mañana y te marcan la hora de regresar a tu casa por las tardes cuando cae el sol. La plaza, los hamacas (columpios), el sube y baja y el tobogán. Tantos recuerdos de mi infancia. El más divertido y el más acunado es... correr por la calle con una capa y una espada... gritando... "Por el poder Grayskull" Sin olvidarme claro, de remotar barriletes... (cometas)
Me has retrotraído a mi infancia!!!
Gracias.
Jolin pues yo viví allí en esa misma calle 6 años, los que duré en la carrera, barrio fantástico, gente amable, agradable, cariñosa... me encantó vivir allí los mejores años de mi vida, fabuloso...bueno ahora tengo 27 años eh, que parece con el comentario que tenga 50 jejeje.
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