"Cuando barría las calles, lo hacía despaciosamente, pero con constancia; a cada paso una inspiración y a cada inspiración una barrida. Paso—inspiración—barrida. Paso—inspiración—barrida. De vez en cuando, se paraba un momento y miraba pensativamente ante sí. Después proseguía paso—inspiración—barrida.
Mientras se iba moviendo, con la calle sucia ante sí y la limpia detrás, se le ocurrían pensamientos. Pero eran pensamientos sin palabras, pensamientos tan difíciles de comunicar como un olor del que uno a duras penas se acuerda, o como un color que se ha soñado. Después del trabajo, cuando se sentaba con Momo, le explicaba sus pensamientos. Y como ella le escuchaba a su modo, tan peculiar, su lengua se soltaba y hallaba las palabras adecuadas.
—Ves, Momo —le decía, por ejemplo—, las cosas son así: a veces tienes ante ti una calle larguísima. Te parece tan terriblemente larga, que nunca crees que podrás acabarla.
Miró un rato en silencio a su alrededor; entonces siguió:
—Y entonces te empiezas a dar prisa, cada vez más prisa. Cada vez que levantas la vista, ves que la calle no se hace más corta. Y te esfuerzas más todavía, empiezas a tener miedo, al final estás sin aliento. Y la calle sigue estando por delante. Así no se debe hacer.
Pensó durante un rato. Entonces siguió hablando:
—Nunca se ha de pensar en toda la calle de una vez, ¿entiendes? Sólo hay que pensar en el paso siguiente, en la inspiración siguiente, en la siguiente barrida. Nunca nada más que en el siguiente.
Volvió a callar y reflexionar, antes de añadir:
—Entonces es divertido; eso es importante, porque entonces se hace bien la tarea. Y así ha de ser.
Después de una nueva y larga interrupción, siguió:
—De repente se da uno cuenta de que, paso a paso, se ha barrido toda la calle. Uno no se da cuenta cómo ha sido, y no se está sin aliento.
Asintió en silencio y dijo, poniendo punto final:
—Eso es importante."
(de Momo, de Michael Ende)
6 comentarios:
Estamos hoy vaguetes, eh, de cita textual, eh. Igual que yo.
de Momo recuerdo que me fascinaba Casiopea.
Iba paso pasito a paso, pero llegaba lejísimo
y además no le costaba hacer lo que mas cuesta: dar el primer paso
ni lo segundo que mas cuesta: perseverar y recorrer el camino previsto, o el no previsto pero que se va viendo mientras se desbroza...
era leeeeenta, pero mu larga, y sabía el secreto.
Estás escogiendo bien las citas últimamente, eh.
Gracias por esta cita, tan verdadera y tan animante. Volveré con frecuencia a esta entrada, la tesis es una calle muuuuuuuy larga.
en El Escudo Arverno, el personaje mas feliz y mas sabio es el legionario romano eternamente arrestado a barrer el inmennnnnnso patio del acuartelamiento (¿de Alesia? NADIE SABE DONDE ESTÁ ALECHIA!!!)
Es tan hondamente conocedor de los secretos de la felicidad que no aspira a nada. solo ama lo que hace: primero barro media baldosa, descanso y echo un traguito, y vuelvo a descanzar.
Después barro la otra media baldosa, otro descanso, otro traguito, otro descanso, y así, tranquilito, hala, ya está acabada una baldosa.
Ahora, a descansar pa coger fuerzas para acometer la primera mitad de la siguiente baldosa....y cada dos baldosas, una pequeña siestessita, que no somos bestias de carga, y hay que desarrollar los conceptos abstractos...tú sabe, no vas a hacer todo lo que te pida el cuerpo...que el cuerpo te pide trabajar.... de eso nada, al cuerpo mortificación.
¿Te acuerdas como te llamé el otro día?. Et voilá...Te adelantastes a mi pensamiento.
CARPE DIEM
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