Nota bio-bibliográfica

27 de mayo de 2006

Mi marido me pega

¿Recuerdan el gag de Martes y Trece de "mi marido me pega"? Entonces se partía de risa todo el mundo; ahora habría provocado la dimisión del director de TVE, y la cancelación del contrato del dúo humorístico. Pero no hace ni quince años, e, insisto, a todo el mundo le hacía gracia, sin que por eso fueramos todos partidarios del maltrato. Es un brusco cambio en la opinión pública,y es un cambio a mejor, pero que tiene un inconveniente: el efecto péndulo. Por ejemplo: en una serie de televisión de Canal2 Andalucía, vi una escena (supuestamente, de humor) en que a un chaval le pegaban dos o tres muchachas; mientras le pateban -él en el suelo, aunque no se le veía, era elíptico- sonaban risas enlatadas. A mí me dejó pasmado, porque, si en la misma ficción humorística, se le pegara una torta a una chica (como en las pelis americanas de los 40), clausurarían la serie. Otro ejemplo, pero este de abuso sexual: un anuncio de un coche, que ponen en la tele, en que una chica que llega a una fiesta, con gesto satisfecho, le palmea enérgicamente el culo al aparcacoches-portero. A mí, personalmente, no me ofende, pero ¿dónde está la tan cacareada igualdad?

5 comentarios:

Inma dijo...

No se busca la igualdad...sino lo "políticamente correcto". Y eso se ve tanto en el cine de actualidad, como en las series y en los anuncios.
Lo malo es que las parcelas de respeto se quitan a unos para dárselas a otros. Y se pueden poner muchos ejemplos, no sólo feministas.

Anónimo dijo...

Bueno, tampoco me parece que en las pelis clásicas de guerra de sexos (ubi sunt illi John Ford aut Howard Hawks?) el galán pegara a una mujer algo más que una bofetada ocasional. Tendré que repasar títulos (como el políticamente incorrecto y maravilloso "Hombre tranquilo").
Otro ejemplo interesante (quizá no por lo excepcional, pero sí por lo descarado), de nuestra época: ¿tuvísteis la desdicha de ver "El Sr. y la Sra. Smith"? Angelina Jolie tundía con saña al pobre Brad Pitt, quien sólo se defendía zarandeándola de un lado para otro. Bueno, había un momento en que sí llegaba a patearla en el suelo, pero eso NO SE VEÍA: aquellos dos golpes directos sobre una mujer (y que tanto hicieron, por cierto, reír al público) eran púdicamente velados por un sofá.
Qué delicadeza.
(Y acertadísimo Ale-Novalis. Sobre los peros asesinos: ¿cómo es que antaño se nos asustaba con el doberman, luego la tomaron con el rottweiler y hoy día estamos con el pitbull? El lobo de toda la vida -que aún se merienda alguna que otra vaca en el norte de España-, en cambio, comenzó su reinserción en tiempos de Félix Rodríguez de la Fuente. No se le persigue, y las autoridades pagan los daños... un poco como en Euskadi con otro tipo de animales).

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Anónimo dijo...

Estamos llevando al límite la estupidez generalizada de lo políticamente correcto.
Ayer sin ir más lejos, fuimos bombardeados en la televisión pública con material cuidadosamente estudiado para dejar a todos los hombres como asesinos en potencia.
Lo de Martes y Trece fue especialmente sangrante, sacándolo absolutamente fuera de contexto con un comentario algo así como "Qué inconscientes éramos antes, que nos reíamos de este sketch"...
Y yo digo: "Qué gilipollas nos hemos vuelto si ahora lo contenamos"
Humor es humor. Lo que no se puede es acotar lo que conviene y lo que no conviene en cada momento.
¿A dónde vamos a ir a parar?
Saludos.