Nota bio-bibliográfica

8 de julio de 2006

Every day I have the blues.


Y el viernes, por fin, fuimos al concierto de B.B. King. Es su gira de despedida, con ochenta años de edad. Lo que allí vivimos, en la Plaza de Toros de Córdoba, no encontrará fácilmente el camino de la literatura. Porque la música tiene eso que decía Fray Luis de León:


Traspasa el aire todo
hasta llegar a la más alta esfera,
y oye allí otro modo
de no perecedera
música, que es la fuente y la primera.

Ve cómo el gran maestro,
aquesta inmensa cítara aplicado,
con movimiento diestro
produce el son sagrado,
con que este eterno templo es sustentado.
Pero Fray Luis, por neoplatónico y por vapuleado, sentía la llamada de la agreste soledad. Sin embargo, pudimos sentir que el gozo definitivo del hombre es comunitario. En el concierto del viernes cada músico aportó su virtud, su fuerza peculiar y diferente, a un sonido que nos metió de lleno en el caluroso delta del Mississipi. El gran maestro, el Rey del Blues, tras sesenta años de carretera (entre 120 y 150 conciertos al año), nos dijo adiós. Estuvo bromista, bailongo (sentado en su silla desde hace años), de guasa con nosotros, los de primera fila -a quienes nos regaló unos pins y unas puas-. Dijo: "llevo sesenta años haciendo blues, y ha sido una vida maravillosa, gracias a... (y señaló al cielo), y a... (y nos señaló nosotros). He estado en muchos países, y vuestra tierra es la mejor de todas. Gracias por todo, muchas gracias por todo."
Y tras dos horas de buen blues, con un batería, un bajista, un guitarrista, un pianista-organista, una sección de viento de cuatro músicos, se levantó, se puso la gabardina y la gorra, y se bajó del escenario.
¡Larga vida al Rey!

4 comentarios:

E. G-Máiquez dijo...

Cómo me alegro de que te regalara a ti, tan felizmente fetichista, los pins y las púas. La casualidad (digamos) hace muy bien las cosas.

Abrazos,

Enrique

Anónimo dijo...

Hace mucho que no sé nada de ti, te envié los versos que me pedistes, y algo escrito por mi, cuando puedas escribeme un email y te cuento un poco en que se está basando mi verano.
Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Lo vivido en y lo vívido del concierto de B.B. King en Córdoba fué uno de esos momentos en los que uno revive esas experiencias místicas musicales que sólo se tienen cuando se es un niño, y que tal vez nos determinan una supuesta vocación de músicos, vocación que nacería de una cierta sensibilidad o de la suerte de haber escuchado a la edad justa alguien como B.B King. Esa sensibilidad debe existir, habida cuenta de la comunión experimentada en el concierto del Maestro (en plaza de toros).
Debe ser el poder del blues, como dijo algún otro. El blues no es cualquier música. Podríamos hablar de música o de blues, ¿eh jesús? No estoy del todo de acuerdo o bien no lo entendí bien con que "no hay gran blues si no se establece la corriente con el público". Literal e irónicamente el blues nace del solipsismo, de la soledad del dolor y la imposibilidad de expresarlo en palabras...supongo. El público viene muchísimo despues del Blues.

Anónimo dijo...

Pedazo de comunión musical a modo de jammin´ la que vivimos el otro dia... Ahora ya aquí donde el viento da la vuelta, o lo que viene siendo lo mismo pamplona, me acuerdo de los buenos ratos con los amigos. Un abrazo

" i´ve got ramblim´on my mind"

Alberto Alonso