"El hombre ha nacido para pensar; así que nunca está sin hacerlo; pero los pensamientos puros que lo harían dichoso, de poderlos sustentar siempre, le fatigan y abaten. Es una vida uniforme a la cual no puede acomodarse; le son necesarias mudanzas y acciones; requiere enfín pasiones que le agiten de cuando en cuando, de las que siente en su corazón fuentes tan vivas y tan profundas".
(Pascal, Discurso sobre las pasiones del amor)
Así, los cuarentones y cincuentones –o cuarentonas y cincuentonas– que, de pronto, se compran una Harley Davidson, abandonan a su cónyuge y se marchan con una joven belleza recién adquirida ¿o no? ¿o no hay que irse tan lejos para aplicar este texto? Cuando compramos una tele nueva (guitarra, coche, o lo que sea), también estamos conjurando estas fuerzas que nos arrastran, esta dinámica loca que no sabemos a dónde apunta. Ya lo dijimos en otro lado: nuestro consumismo es espiritual, simbólico.
Tengo la esperanza de que sean la Poesía, "con sus ojos de huérfana marina", y la Música, con su verdad intangible, las que me agiten de cuando en cuando. Y que las fuentes sean tan vivas y tan profundas.
3 comentarios:
Incluso puede ser fuente la melancolía, ese fondo de agua en los ojos, que nos lava, acaso, allá en el fondo de nosotros, para que la alegría subsiguiente sea mejor, más profunda y solidaria. Pero hay que tener cuidado con la melancolía: puede ser una amiga traidora.
El consumismo espiritual... no te lo crees ni tu amigo.
Poesía y música llevan incluidas en su paisaje a la melancolía.
Hola
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