Esto se preguntaba, en su retórica y atea juventud, nuestro querido C.S.Lewis. Hasta que aprendió, y -gratias- nos explicó, cómo si lo prometido tiene relación con la acción que causa la promesa, va desapareciendo la distancia entre ambos. Así, unirse a la amada no es un premio arbitrario por la proeza de conquistarla, como si nos regalasen un coche, sino su culminación, aquello que ya se pregustaba en el cortejo, y de lo que se quería más. Y aunque la pedagogía natural, innata, nos lleva a prometer premios -y castigos- a los niños, para enderezar su conducta, con el tiempo aprendemos que el objetivo es hacer las cosas por sí mismas. De hecho, como el dulce, o el juguete, es algo bueno para el niño, se le enseña dos cosas: primero, a fiarse del adulto, que le dice que aquello que debe hacer (la cama, los deberes...), a su extraña manera, es bueno. Y segundo, a que las acciones buenas tienen una recompensa. Traspasado a la apologética, continuaba, no es que se tenga un tipo de conducta para que nos premien con el Cielo, sino que se va teniendo un tipo de conducta porque una cierta visión, o anticipo, del Cielo ya está dentro de nosotros. El efecto inverso lo tiene muy claro la sabiduría popular: en el pecado lleva la penitencia, lo cual siempre, al final, es una gran verdad. Por eso los peores pecados son los que más hacen sufrir, los que menos gusto dan; los pecados más espirituales: soberbia, ira, egoísmo, desprecio, orgullo. En la lujuria, en la gula, en la vanidad, en la pereza, hay "más cielo", todo lo que tienen de placentero. Pero al final llevan también su penitencia, sólo que es menos directa, más tardía.
Y, con todo, es necesaria la Fe. Pues no siempre vemos la relación entre el acto y su fin. Aunque, me parece, deberíamos siempre intentar verla. A esto se le llama discernimiento, y para ello se pide Luz al Espíritu Santo. Por pedir que no quede.
3 comentarios:
¡Qué acertadas frases en esta entrada!
Te comento que me viene de perlas para los pensamientos en que anduve hace poco. Creo que "el camino de la caridad" (1 Cor. 12, 31) tiene mucho que ver con esto, sí señor.
No puedo estar más de acuerdo con tu análisis, que tiene mucho de dantesco. El poeta organizó su Purgatorio siguiendo directamente tus indicaciones (y las de CS Lewis).
Cuando Jesús dice " no nos dejes caer en la tentación" es porque lo más normal es , precisamente, caer en la tentación. Al menos para las personas cuerpos humanos. Tan es así, que la teología cristiana tiene por dogma que es imposible mantenerse en gracia sin la ayuda de Dios. Humanamente nuestra condición es " inclinados al pecado"...pero inclinados como un atleta en el último esfuerzo en los cien metros ( el cuello en la cinta , el culo en la gradas de atrás y los pies en la puerta de entrada).
No entender esto trae muuuuuuchos problemas.
Dentro de cada uno , como dice la canción , hay un bien y hay un mal. Hay mucho bien, pero también mucho mal: somos capaces de todo. Sucede que muchas veces no se dan las circunstancias que desarrollen lo peor o lo mejor.
Que lleguen las que nos hagan mejores.
La cita, muy buena.
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