Si nos preguntasen ¿cuáles son las cosas más importantes de tu vida?, o ¿por qué vives? responderíamos quizá: la familia, mi mujer, mis hijos, la belleza, la literatura, la música, los amigos...
Pero si me examino con detalle, lo que hace llevadero el día a día, lo que le da contenido y sabor, aparte de momentos relacionados con la lista anterior (la risa de los niños, la intimidad conyugal, Bach...), hay muchas otras cosas, pequeñas, sensaciones, objetos, que alegran el ojo y el corazón. Por ejemplo:
El Skeletor "classic" (versión moderna del de siempre), que incorporé hace poco a mi colección de Masters del Universo. Lo miro, y el mundo me parece habitable.
La Epiphone Casino, que ayer toqué a las tantas de la noche con el ampli Vox de auriculares (qué invento más familiar). Esto, como otros casos, no es un detalle especialmente consumista, puesto que no son adquisiciones nuevas, sino redescubrimientos de algo que ya tenía. Da mucho gustito también, sobre todo si se está tieso.
Pasear en moto, y en camiseta, con estos calores del atardecer. El cambio de tercera a cuarta, y la ronquera del motor. Las jacarandas sobre al adobe de los pisos.
Ver revistas de guitarras, figuras, arquetipos de guitarras. Por ejemplo: la Les Paul, o la eterna Stratocaster.
Tocar el ukelele soprano en el cuarto de baño. O el ukelele bajo en la cama. Pensar en ukeleles, recordar a George Harrison.
Cocinar un arroz basmati con pasas, cebolla y especias, mientras baja un Martini con una rodajita de naranja, oyendo la radio.
Ninguna lista como esta llena una vida. Pero la vida sin estas cosas –u otras, ponga cada uno su enumeración– dejaría de gustarnos.
Me parece que ese escrutinio sobre los "verdaderos motivos" o, en otro orden de cosas, la "rectitud de intención", es en la práctica imposible. Sólo Aquel que conoce todo los conoce del todo. Nosotros, a lo sumo, nos ponemos más solemnes y creemos ser sinceros si nos juzgamos con más rigor (quizá los exámenes de conciencia no sirvan más que para eso, para recordar a los laxos que un poco de rigor les podría sentar bien, y a los rigurosos que todo lo han de fiar al Altísimo). Pero nunca sabremos qué nos saca de la cama por las mañanas, nunca lo sabremos con precisión. Siempre son teorías a posteriori. Abramos, pues, las manos al día que comienza, y dejemos a Dios los verdaderos motivos.
8 comentarios:
totalmente de acuerdo contigo
Me han gustado las jacarandas sobre el adobe y el Martini que baja.
Me ha gustado el sentido que al final tiene el examen de conciencia para laxos o rigurosos.
Y el giro para comprender que los motivos no son nuestros sino Suyos.
Muchas gracias Lolo, has extraído el cogollo.
El casi litúrgico azul plomizo vespertino del cielo-mar de Zahara de los Atunes desde el chiringo, escuchando música estrafalaria, con mente estrafalaria...
La sublime "Where the streets have no name sonando en la radio de tu coche a todo volumen, sobretodo en el inicio de la batería y los primeros acordes de guitarra acompañados del organo de fondo...
El primer Lucky Strike con el café largo en vaso de cristal y asa de metal, (en el que cabe todo tu dedo), frente al ventanal lleno de luz donde desayuno...
Escuchar un buen swing o jazz bailable mientras juegas al backammon durante horas con mi amigo Antonio un poco demasiado picado y le ganas, y entonces pides un bourbon pa celebrarlo...
Regresar por las aceras sin memoria de la noche a algún antro donde pareces llegar por primera vez, y de repente suena Dire Straits, Dylan, y si tienes suerte, como me paso una vez en el ánima, Leonard Cohen...
Sentirte como un extranjero en todas partes
Buscar la musa del Dry Martini, despues del tercero...
Los baños en las áridas playas gaditanas a las 2 de la tarde, cuando no hay casi nadie
Pescar un pargo de 2,5 Kg, trincarlo por las agallas, y quitarle el anzuelo de su boca...
Dejarte llevar gracias al levante y flotando por la superficie del zahareño mar turquesa, viendo con tus gafas no empañadas el fondo y escuchando el silencio perturbador del Atlántico...
Muy de acuerdo: un misterio; en el que terminan esos poemas de D'Ors que enlistan también diversas cosas que no terminan de... pero que sólo ellas apuntan a esa vida misteriosa.
Ay, el Dios de las pequeñas cosas, y de la cosas pequeñas.
Por eso la vida no se mide en años, sino en minutos,
Beades, has dejado huérfana a la blogosfera. Y encima E.G.M. cerrado por vacaciones!!! Estáis matando mis rutinas diarias, los cafés matinales ya no saben igual sin vosotros...
Bueno, una cosa es el por qué vives y otra muy diferente es ¿qué es lo que más te gusta de la vida? creo que la respuesta que das va más por lo segundo que por lo primero...
Lo primero no lo respondes en realidad, lo segundo es una lista exquisita que me ha hecho sonreir y alegrar el ánimo. Gracias por eso.
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