5 de mayo de 2010
Música para créditos finales
Road movies de todo tipo. En Harley con música de AC/DC, noche de calor, saliendo a toda prisa de un bar -mientras vuela una botella rota que no nos alcanza por muy poco. O en camioneta de esas descubiertas por detrás que usan los americanos para llevar latas de pintura y una manta (y quizás un perro), mientras suena Sweet Home Alabama; de día, por supuesto. Pero también estas otras, en un Dodge destartalado, con Crosby, Stills, Nash, and Young, que suenan atardeciendo entre pinares, tristes y alegres. Alegres porque sí, porque esa guitarra acústica, de tan sencilla y frágil y desenvuelta, en cadencias mayores, sólo puede ser alegre. Tristes porque, lentos, sin prisa ninguna, con melancolía, caen unos títulos de crédito, mientras se ve la carretera, como una promesa. Como el final de El indomable Will Hunting.
A veces me sucede que alcanzo a ver sólo los diez últimos minutos de una peli. Y sin embargo, si el final es bueno, si esos títulos son engarzados en una música adecuada, producen esa brasa de saudade. Y es que un buen final tiñe el pasado de una indulgente belleza, preñando el aire con promesas de algo más.
A veces me veo respondiendo, cuando aparede el The End: "¿en serio?".
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5 comentarios:
Sí señor. Yo soy de los que no me muevo de la butaca hasta que terminan los créditos...¡siempre espero una sorpresa final!
La película siempre acaba bien.
Y "un buen final tiñe el pasado de una indulgente belleza, preñando el aire con promesas de algo más" (!!)... que no podemos ver porque ya no nos interesaría ninguna película, y sólo querríamos ver lo que viene después del final.
Hola Jesús, de nuevo por aquí. Muy bellamente explicado. Realmente esos finales son un poema en sí, con todo el potencial de sugerencia y apertura.
qué buena entrada, gran B.
Siempre me importa que al final de una película, los diferentes creditos tengan una buena musica, para poder verlo con diversión y que pase mas lindo
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