2 de marzo de 2009
La belleza de Skeletor
Sí, es bonito tener una vitrina con unas cuantas docenas de muñecos iluminados por una luz cenital. El Jabba de tres pulgadas, con su corte alrededor (aún inacabada), algunos imperiales, y detrás V, de Vendetta, y Robocop, y Mickey, de Los Goonies, y el Yoda de doce pulgadas –el más realista que se ha hecho nunca–. Y en la planta de abajo, los del Señor de los Anillos, Gandalf sobre Sombragrís, junto a una pequeña banda de negros jazzistas, y la novia cadaver...
Pero también me gustan mucho las cajas. Cajas de carton, discretas, entre los libros, con las que juego a olvidar que tengo esos otros muñecos. En concreto, un par de cajas de estas navidades, con una fabulosa colección de He-Man (muñecos jugados, very very ochenta, de un tío de los E.E.U.U., por eBay). Ahí están, arrebujados, unos sobre otros, en las cajas, con las armas tiradas y desordenadas, piernas sobre brazos, detenidas caderas giratorias (patentadas por Mattel). Igual que los tendría un niño, igual que los tenía yo de niño.
Abro una caja, y saco unas figuras. Coloco a He-Man sobre su tigre, a Skeletor sobre su pantera. Saco también a Man-at-Arms, y a Whiplash. Los dejo sobre el escritorio, mientras voy a poner un lavavajillas. Al volver, algo me detiene: ¿Whiplash junto a He-man? No, lo pongo al lado de Skeletor, que casualmente se encuentra delante del AT-ST, el transporte con que el Imperio atacó a los valerosos Ewoks. Qué curioso. He puesto a los buenos a mi derecha, y a los malos a mi izquierda. ¿Seré al final un simplista? ¿Todos los niños lo son? Como ya no soy niño, no sé la respuesta. Sé que quiero ser de los buenos, pero que los malos también me parecen bonitos. Y mucho. Sobre todo Skeletor.
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9 comentarios:
Arooo. Ya era hora de esta entrada.
Skeletor, era el favorito de mi hijo mayor, todavía guardo el castillo
Yo tenía el castillo de Grayskull y muchas veces era Skeletor el que lo custodiaba. Skeletor tenía el aspecto de un verdadero héroe sobrenatural, mientras que He-Man parecía el cartel publicitario de un gimnasio californiano.
Además, Skeletor había perdido su rostro combatiendo, lo que lo pone al lado de grandes villanos como Darth Vader o (a mucha distancia) Joker. A esto de los villanos sin rostro habría que dedicarle una entrada...
El otro día caí en la cuenta de que le estoy comprando a mi niño (dos años) exactamente los juguetes con los que me apetece jugar a mí. En fin...
Un abrazo.
En la literatura los malos suelen ser interesantes, porque son los que producen el caos que el bueno tiene que solucionar. Menos mal que en la vida no es así. Un abrazo, amigo.
¿¿¿QUE NO ERES UN NIÑOOOOOOOOOO???
Hombre niño,lo que se dice niño,no eres...tú eres un chaval (bienvenido al club)
Y los chavales sabemos que los malos son muy buena gente (a veces). Pero me quedo con ellos.
COMO LA VIDA MISMA, LOS MALOS NOS GUSTAN CUANDO NOS GUSTAN PORQUE TIENEN ALGO BUENO, VAMOS, COMO EL MAL EN GENERAL, QUÉ COÑO!!
Es una de las cosas que me gustan de ti, Beades. No cambies "en eso".
La cara de Skeletor me traslada a mi infancia de leche con galletas y violín en el conservatorio... Hacia mil que no lo veía.
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