Nota bio-bibliográfica

17 de mayo de 2019

Antología de poemas

De Tierra firme (2000)


ÁLBUM

Mira cómo nos miran
las figuras que somos en las fotos,
en fin de año, feria, recitales...
Esos grandes momentos que fueron, y que son
ya sólo unas escenas de un recuerdo.
De todo eso me queda este álbum
de fotos, un rumor de ecos, vasos...
Y también
la extraña sensación de estar viviendo
en una foto que veré algún día.



POEMA DE ADIÓS

Tu adiós sonó como un disparo
que dispersa palomas por un cielo sin nadie.
Tus palabras tenían un sabor de llovizna
que mis labios conocen, y es amargo y remoto.
Sé que hacerse mayor es irse despidiendo
de todos los paisajes como quien va en un tren.
Decir adiós, adiós... me pregunto esta noche
qué rara bienvenida nos espera
cuando se abra la puerta que el poema entreabre,
cuando no quede nadie a quien decir adiós.



MI TIEMPO

Felices esos hombres de todas las edades
menos del siglo XX. Felices neanderthales
de greñudas mujeres y horizontes con bestias,
ajenos a la urbe. Felices pueblos celtas
de costumbres sencillas. Felices medievales
con su azur y sus arcos disparando certeros,
con sus aguas umbrías y sus torres de piedra.
Felices humanistas de vida cortesana,
de corros filosóficos y charlas bizantinas.
Felices y aguerridos los soldados
de todas las edades menos ésta,
confusa, detestable. Felices todos.
                                                       Pero qué
desgraciados. Nunca oyeron
el jazz de Charlie Parker desgarrando la niebla
con su propia penumbra,
ni leyeron los versos de Neruda una noche
de estrellas encendidas, ni supieron jamás
de Frodo por los valles ni de Chesterton
deshaciendo la sombra con tres palabras justas,
ni vieron a Juan Pablo II atravesando
el siglo con los hombres como un nuevo Mar Rojo,
ni pudieron ver nunca,
                                    oh desgraciados,
tu mirada solar, tus manos de hilandera
prodigiosa, ni saben del calor
que tiene tu cariño cuando enciende
mi pobre corazón contemporáneo
al hablar por teléfono.



De Centinelas (2003) 


LAMENTOS A LUSCINDA

No acostumbro a beber cuando estoy triste.
Sin embargo, esta copa la levanto por ti,
en esta noche sórdida, por común y aburrida.
Pasan las nubes lejos, rápidas como años.
No sé si un Neverland las espera y acoge.
Es un país de plata y de llovizna
sin tristezas, ni adioses, ni más tópicos.
Qué horror. Siempre los tópicos. El Triste,
me podrían llamar (como a Cirlot)
mis bravos compañeros. Escribiente de nada.
Dime, amiga ¿sabrías tú decirme
dónde está El Dorado? ¿Dónde algún paraíso,
una isla pacífica, unos brazos de hogar?
Tus brazos servirían, tu cariño de siempre.
Qué mierda esta tristeza, sin embargo,
que lo confunde todo. Dime, ¿fingirías por mí,
una tarde, un ratito, que el mundo es todo brisa,
brisa pura sin dientes ni cuchillos,
que me quieres, y nada se interpone?
Pero es pedirte mucho, ya lo sé.
Qué pena que me quieras, que te quiera,
y siempre falte algo, sobre algo, huya algo,
y este lodazal con sus espinas, o sea, mis pecados,
y la trinchera sórdida, quiero decir: la noche.
No debiera beber cuando estoy triste.
No estoy acostumbrado. Fíjate lo que ocurre.




LA PASIÓN SEGÚN BACH
   
su Majestad la Muerte viene hambrienta
aquel levántate y anda fue una gran bofetada
sí maldita Betania malditos sus amigos
que no hacen sino nacer de nuevo a cada paso
que no hacen sino lanzarse a Sus Ojos sin término
pero esta vez sí esta vez será diferente
tenemos una cruz un perfecto patíbulo
que ni el Hijo del Hombre escapará
INRI
esa es la palabra
Mateo toma nota y el maestro barroco pone música
a la muerte infame del Maestro
los oboes son pájaros cantores
delicados frutos de la creación que lloran al Creador
las flautas son los sauces que lloran al Redentor
los contrabajos surgen de la tierra
remueven los sepulcros por obra del Espíritu
los violines parecen construidos
con cabellos de ángeles arco iris finísimo
que vienen a consolar a la Inconsolable
la Hermosa la Reina de todos los llantos María
Kyrie Eleyson
maldita sea este Dios no se deja
crucificar sin más se obstina en redimir el universo
legiones de mártires vírgenes amas de casa funcionarios
negros rojos blancos atraviesan la cruz
el infinito se abre como la boca de la ballena de Jonás
sólo que al revés
maldita sea
la redención se acerca galopando
navegando por la arteria del tiempo
Feliz culpa
gritan las calaveras del calvario
por el Hijo de Dios que se alza minúsculo
que gigantesco atrae todas las cosas
que musical barroco eterno decidido
canta con los coros con el aria canta al Padre
dónde está
                 oh muerte
                                 tu victoria



NON NOBIS

Y ahora que tu esfuerzo se ve recompensado
con un hermoso premio en la Ciudad de Soria,
y por fin has oído, un momento, la Gloria
(ese rumor de aplausos), y te ves publicado,
y alguien que no conoces reseña tus poemas
en páginas leídas por la gran minoría,
te citan en lecturas, y ves, de pronto, un día
que tus amadas líneas se estudian por morfemas
en la Universidad. Ahora, piensa un poco:
recuerda que eres polvo y el polvo que levantas
cuando caes al suelo. También que no son santas
ninguna de tus obras, y que sería un loco
pensamiento el orgullo. Y medita un segundo
que el Premio que tú esperas tampoco es de este mundo.



De La ciudad dormida (2005) 


POEMA DE LA CARNE (Frag.)

He soñado esta noche con un cuerpo.
Era un cuerpo de agua. En él había
especies innombradas de ojos ciegos,
bellos corales de inauditas formas,
había estrellas de tersura intacta
y monstruos indecibles y gigantes
y sirenas de dulces pechos lentos
y ánforas de miel inagotable,
y yo quise quedarme y ya no pude
aguantar por más tiempo los pulmones
o morir y olvidarme entre las algas.
Mi cuerpo se fundía con la arena,
era suave, de abril, era un recuerdo
de lejanos portales, pechos blancos.
Cuando me desperté ya me pesaba,
el cuerpo me pesaba y era el mundo
pesando como nunca contra el suelo.
La vigilia era un rostro torturado
que decía mi nombre, era una cruz,
un ancla, un beso, un sueño que se olvida.



LETANÍAS

A José Julio Cabanillas

Una mancha negruzca, un rastro espeso,
como un borrón de tinta que excita las visiones
torturadas y lúcidas del insomne heroinómano.
Como un aceite amargo, usado tantas veces,
y vertido de nuevo en el arcén,
que se funde en silencio en el atardecer del extrarradio,
en el que nadan moscas dormidas y refleja,
como una burla fétida, algún rayo de sol.
Como un agua gastada que en el fondo
alberga criaturas inmóviles, pesadas,
y que una vez fue limpia y calmaba la sed.
De profundis. Así sueña su noche,
de profundis, aquel que pide ahora sin rodillas
porque las ha vendido en el mercado
de la carne diurna, y ya sin voz
porque gritó su nombre hasta olvidarlo.
Mírame: soy el niño en la selva,
el niño que aún no habla,
y que ya no hablará si nadie lo descubre.
Virgen de los Pantanos, yo tuve una canción.
Cada mañana,
esa canción venía a despertarme: el sol de nuevo.
Tuve una casa pintada con acuarelas rojas,
un jarro y cuatro flores. Era el mundo.
No voy a decir: mira, estoy sufriendo.
Hasta el dolor parece sólo pose.
No te voy a decir que todo es raro,
que miro y no me reconozco,
porque escucho mi voz y suena falsa.
Porque mi voz es falsa hasta en el tono.
Virgen de los Mediocres, soy mediocre.
Mira que me ha costado darme cuenta.
Aquí estoy: de profundis. Culturalista, serio,
bíblico y sentencioso, hábil versificando.
Aquí, con el disfraz que todos ven de día
y que hasta yo confundo con mi vida.
Virgen del Cuerpo Roto, y de mi cuerpo,
mírame Tú desnudo, carne, pelos y semen.
Soy el poeta. Puedo
borrar en este instante todo el cuadro,
ya está,
y quedarme yo solo, sin rodillas.
Una figura gorda y sin rodillas.
Lo que te voy diciendo, como ves, es postizo.
Pedante y pretencioso, imagen, semejanza.
Un poco de bufón y algo de pose.
Sólo tú puedes ver lo que no veo,
los hilos que aún me tienen.
Yo ya no puedo verlos, Virgen Ciega.
Esta noche no puedo ya verlos, Virgen Madre,
Madre Lepra que Huye, Madre del Hijo Oculto.
Virgen del lodo, ahuyenta la Inquietud,
ahuyenta de mi cama todo el Desasosiego, Rey del Mundo.
Madre Vaso de Leche, Madre Mano en mi Frente.
El sueño, galopando, se adentra por mi cama.
Cierra mis ojos Tú, ahora y en la hora
del despertar desnudo más allá de esta fiebre.



TAL DÍA COMO HOY

Tal día como hoy estábamos en Madrid.
Allí palomas gratas, sombras verdes allí,
fluyendo lentas sobre dunas de metal transpirado.
Allí la canela y la nata de morenas y albinas,
la marioneta y el chelo callejero, allí, las cañas y la plaza,
Cristina y su nombre de cristal, el mismísimo amor,
  la mismísima lluvia,
tal día como ayer y nosotros aquí.
El tiempo recordado es un mar y una danza:
allí, aquí, allí, aquí, allí,
(que termina en aquí, que termina en aquí),
y la vida estallando en allí, en siempre allí,
y nosotros muriéndonos de puro aquí.



“ALBAYALDE”
            A Paco, Pablo, Joaquín, y Ale

Yo quisiera una vida como aquella,
una tarde feliz sin sombras duras,
con un sol diminuto que acaricie,
que unja nuestra espalda de perdón,
un camino hacia el mar, estando quietos
en aquel mirador que daba al mundo.
Yo así quisiera estar, cerca de todo,
muy cerca de la hierba y del granito,
muy cerca de una hoguera y de una mesa,
muy cerca sin romperme en el intento,
con mis amigos, ellos, los mejores,
los de túnica blanca y tan hermosos
como el sol de la dicha y la cerveza,
con poemas que digan y no digan,
que sean sólo música, universo,
balcones hacia el mar y las montañas,
balcones a mí mismo que soy otros.
Déjame que te cante, casa nueva,
hogar de los muy solos que se buscan,
guitarra para el canto y el reposo,
marea que se acerca y que se acerca,
emblema para tiempos más oscuros.



De Tibidabo 10 (2018) 


UNA FOTO DEL MAR

Un sol que se deshace, al fondo del océano.
El coche de mi padre, aparcado en la arena.
La guitarra, y gin-tonic. Una estampa frecuente.
Esa imagen reposa en una foto vieja.

En la foto relucen los azules y verdes
que se funden en gotas de un oro de otro tiempo.
Puedo oír las canciones, las risas y las bromas
si me quedo un buen rato, sobre la foto, atento.

Mi padre se diría que siempre estuvo así:
junto al mar, con amigos, tocando la guitarra.
Los lunes laborables y los años más duros
son sólo un desenfoque, no son apenas nada.

Yo miro muchas veces a mi padre en la foto.
Me pregunto qué piensa, si sabe que en su vida
se acabará la fiesta, se callarán las voces,
y la noche será, para él, negra y fría.

Ese azul de la noche que se mete en la foto
tiene sombras de muerte, que entonces no veía.
El vuelo de unos pájaros muy feos y muy negros,
y acordes que se rompen y, roncos, desafinan.

Escribo estos renglones por si un día mis hijos
miran mi foto y dicen: papá, qué pensaría.
En la foto estaré también con los amigos,
tocando la guitarra, bajo la noche fría.


BENDITOS SEAN

Bendito sea Youtube, y mi móvil con cámara,
bendito sea el wi-fi y los satélites,
bendito sea el Señor que dio la inteligencia
a Bill Gates y a Steve Jobs,
bendita sea la industria tecnológica
y esta economía de mercado,

porque gracias a ellos puedo verte
una vez y otra vez en este vídeo
de tres minutos diez,
tocando juntos en mi casa, un día,
“Macarra de ceñido pantalón”.



LA ESPADA

Era la Feria Medieval de Córdoba
y había allí más gente que en la guerra.
Nos invitabas, como siempre, a copas
después de la comida y sobremesa.

Entre justas de falsos caballeros
lo pasamos en grande aquella tarde.
Tañían sus laúdes los actores,
se encendían antorchas que no arden.

Había ambiente, no sé, como de fábula.
Un color diferente en cada rostro.
(O tal vez es que ahora mi memoria
le añade un filtro suave a cada foto).

Estabas tan feliz que, de repente,
me regalaste algo que quería:
una espada muy chula, como Excalibur,
porque estaba yo entonces con la esgrima.

Por un momento, tuve nueve años,
en vez de veinticinco, y tú eras joven.
En vez de acero, plástico barato,
con el que combatir con gladiadores.

La luz de aquellas horas no termina,
y sigues regalándome la espada.
En un lugar de mí sigue ocurriendo.
Debe de ser lo que llamamos alma.


MADRID

Madrid era un viaje de ida y vuelta,
una aventura de bolsillo breve.
Era el museo siempre, y eran bares,
era el Retiro, y eran muchos libros.
Mi padre fue a Madrid miles de veces.
Madrid ya es para mí una tierra santa.
Cuando piso sus calles, siento el tiempo
dando la vuelta sobre mi memoria,
abriéndome los brazos, y diciéndome:
la luz de la ciudad es toda tuya.
Olvida el luto ya, súbete al tren.
Serás feliz aquí siempre que vuelvas.


FORD TAUNUS

Mamá tenía libros y más libros
y papá una guitarra.
Yo tenía muñecos y cartones
debajo de una sábana.
En mi casa sonaban rocanroles
y yo tarareaba,
sin darme cuenta, todas las canciones
y no pensaba en nada.
Un coche grande -de segunda mano-
que va hacia la montaña.
Con treinta grados, cintas de cassette,
mi hermano vomitaba.
El coche sube por paisajes húmedos
con pinos y con vacas.
Voy cerrando los ojos, cabeceo
y treinta años pasan.
A veces, cuando todos se han dormido
y está la casa en calma,
me parece que sigo en aquel coche
pero mis padres callan.
¿Cuándo llegamos? digo. Y no contestan.
Sigue el coche su marcha.



TELÓN

Se levanta el telón. Se ven corbatas,
señoras con zapatos de tacón.
Mis tíos son pequeños, corretean.
Mi abuelo con la misma edad que yo.
El corte de los trajes y el peinado.
El crepitar de un inconstante sol.
Mi madre es una niña que, de blanco,
parece que va hacer la Comunión.
Mi padre es un muchacho con bigote,
camisa sin el último botón.
Y entran a casarse en la parroquia.
Son felices, no saben que ahora yo,
cuarenta años después, los miro, absortos
cómo sonríen tímidos los dos,
cómo dicen los votos, muy nerviosos,
y el cura les dedica su sermón.
Cómo la luz, que baña esta secuencia,
se apaga poco a poco. Y cae el telón.

16 de mayo de 2019

Nota bio-bibliográfica

Jesús Beades es un poeta y músico español, nacido en Sevilla en 1978. Ha publicado cinco libros hasta la fecha: Tierra Firme (Diputación Provincial de Soria, 2000) con el que obtuvo el Premio Gerardo Diego 1999; Centinelas (Vandalia, 2002) con el que se inició la colección Vandalia Nova de la Fundación José Manuel Lara; La ciudad dormida (Adonais, 2005) con el que se le concede el áccesit del Premio Adonais de 2004; Tibidabo 10 (14bis, 2018); y Crisis de la edad (Jornadas Humanísticas, 2018), antología de su obra hasta la fecha. Ha sido incluido en las antologías La búsqueda y la espera (2001) y Alzar el Vuelo (2006), entre muchas otras de alcance nacional e internacional. También ha colaborado en las revistas Ágora, Nadie parecía, Renacimiento, Clarín, Poesía Digital o Númenor, de cuya redacción forma parte.

En palabras de José Luis García Martín: “Jesús Beades es un verdadero poeta y como tal capaz de ser apreciado por cualquier tipo de lectores. Sus mejores poemas aúnan cotidianidad y sentido del misterio, muy precisos ecos literarios y una nítida impronta personal”. Beades “sabe jugar con el lenguaje, conoce su oficio, y sabe también que la poesía es algo más: tocar el corazón de los lectores, hacernos ver el mundo con otros ojos”.
Según Luis Alberto de Cuenca, “la poesía de Jesús Beades nace de una emoción honda y entrañable que no ignora las inquietudes domésticas del hombre actual, sumido en la cotidiana incertidumbre de un mundo ajeno a la bondad y a la belleza. Atento siempre a la pulcritud lírica y a la verdad exacta del idioma, sus poemas, muy bien concebidos y escritos, mezclan en refinado cóctel sentimientos y música”.

Su labor literaria se extiende a la crítica de poesía, con publicaciones en las revistas Clarín, Renacimiento, Númenor, o Poesía Digital, entre otras; a la crítica musical, en la revista Ambos Mundos. Y a la traducción, de la poesía de Gilbert Keith Chesterton.

Jesús Beades es también músico. Con la titulación de Maestro bilingüe (inglés), y la especialidad de Educación Musical, es multi-instrumentista y compositor. Con la banda Los Escarabajos actuó en 2003 en el mítico The Cavern, de Liverpool, durante la International Beatle Week. Ha integrado las formaciones de grupos como The Perdío Art Trío o Los Walkman, como bajista, guitarrista, armonicista y cantante. Actualmente lidera una banda de versiones de rock y pop llamada Los Pagafantas.

En el año 2014 escribe, y representa, el espectáculo "Bic Naranja Escribe Fino", mezcla de comedia y música burlesca, editando un álbum con la banda sonora del espectáculo, con canciones al piano y otros instrumentos.

Es co-fundador del espectáculo literario-musical The Flying Inn, con Fátima Caballero al violín, en el que recita traducciones propias de los poemas de Chesterton que aparecen en la novela homónima, a los que pone música de aires tabernarios irlandeses, introduciendo el banjo y el bouzouki irlandés en su paleta sonora.

30 de abril de 2017

Recuerdos de recuerdos de recuerdos

Si comparto un recuerdo de Facebook, también en Instagram y Twitter, el año que viene volverá a mostrármelo, y  podré compartirlo de nuevo, y así sucesivamente. Podría vivir ya sólo de recuerdos, que cada año sabrían distintos, desgastados, lejanos, adheridos a los nuevos que no compartimos ("mira la fotó de papá con Fer hace cinco años, la compartimos cuando cumplió cuatro"), de tal manera que en Instagram, por ejemplo, ya no tendríamos una colección de fotos siguiendo una línea temporal, sino un collage de los 30 de abril de cada año (por cierto, ojo al verso: "y los 30 de abril de cada año / levantaré mi copa por esa puta gracia / que tuviste al marcharte, dejándonos tan solos / delante de una foto y tres o cuatro pobres / objetos personales...). Un collage, una imagen compuesta de cristales rotos, espejos confundidos. Ustedes mismos, aquí ya la imaginería y el metaforismo es libre. Todo ha cambiado. Y nada. Escribo esto en una tablet de 10", con un teclado físico integrado en la funda, mientras envío a la smartTv el Spotify con lo último de Sabina. Y qué. Los que faltan, faltan en todos los idiomas. Triglicéridos, gigabaits, likes, saudade, angst. Enumero esto, y me voy ya a tomar por saco. Que tengan ustedes buen domingo de feria, entrepuente o lo que sea.

11 de abril de 2017

París bien vale una Visa.

(Apuntes de un tieso de puente)

La belleza y la maravilla se sobreponen al turismo y al tópico. Oh.

"Si viviéramos tres meses aquí, disfrutaríamos de verdad la ciudad". Pero mejor cuatro días a no haber estado nunca. Alimentan mucho después en la memoria, además. Son -atención, metáfora- un sabroso pedazo de mantequilla para untar una y otra vez sobre la barra de pan del resto de mi vida. La metáfora, regular. El pan, sabrosísimo.

Los parisinos, amables y cálidos en todo momento. No sé de dónde sale la idea contraria.

Misa en la Madeleine, ese Partenón. Grupo de adorables niñas scouts que, o bien comulgaban o, si aún no, iban igualmente en la fila para que el sacerdote las bendijera en la frente. El anciano cura saluda a todos lo que entramos, dándonos el folleto con las lecturas en francés, inglés y español, y despide uno a uno en la puerta.

Los cuadros de los pintores turísticos de Montmartre, horribles. La comida excelente, el vino más caro que la comida, claro. Una tienda sólo de cigar-boxes (guitarritas y ukeleles hechos con cajas de puros o latas de aceite), otra sólo de cables de sonido, otra con la variedad en stock de ukeleles más grande que jamás hubiéramos visto. Fachadas muy de Instagram.

Seguramente, para Macarena, una de sus imágenes preferidas será ya siempre la primera vez que vio, de noche, la torre Eiffel. Para mí, la cara de Macarena al ver por primera vez, de noche, la torre Eiffel.

El almuerzo en la torre Eiffel, muy rico, y sorprendentemente barato para el lujo que supone estar allí. Hay unos paneles de cristal en parte del suelo del primer piso, transitables, que producen unas cosquillas de vértigo curiosas; de hecho, me ha costado dar tres pasos seguidos, sobre todo si "salvaba" el hueco entre una viga y otra, pues la mente parece engañarse con facilidad, y creerse
que puede uno caerse en medio.

Se aprende mucho con los visitas turísticas, si se atiende. En el crucero por el Sena, los altavoces daban información sobre el paisaje urbano de ambas orillas, con numerosas referencias históricas, en francés, inglés y español. Con el idioma nativo, captamos un veinte por ciento, con el inglés un noventa, y ya, lo que queda, en español. Así que idiomas también se aprenden.

Nos falta vigor en las piernas para tanta caminata. Si tuviéramos veinte años... Pero no tendríamos sueldo que hipotecar para venir aquí.

La Gioconda. Me ha gustado más de lo que esperaba. A la gente, dicen, le suele desilusionar su tamaño (por ser cuadro renombrado, imaginan que es grande); a mí, al contrario, su tamaño ha sido una de las cosas que más me ha gustado de el cuadro. Pero el cuadro que más me ha impresionado lo he visto en una lámina en la tienda de regalos, y luego no he podido encontrarlo en el museo. Y ahora no recuerdo su autor. Era algo de una mártir ahogada en un río, de hecho pensé que era Ofelia. Francés el autor, eso sí.

Pillar wifi y sentirse en casa. Ir aliviado por la calle sin nada que mirar en el móvil, sin 4G.

Las neoyorkinas guapas me parecieron escasas. Las parisinas guapas, una fiesta bulliciosa. Belle de jour.

Los topónimos españoles en letra bien gorda, en el Arco de Triunfo, qué gustirrinín.

El vino caliente (naranja, canela, clavo), después de años sin probarlo. La primera vez fue en Varsovia, en el viaje de Fin de Novios.

Conclusión: mejor que en los folletos.

7 de abril de 2017

Cochifrito de Viernes de Dolores

Hace no sé cuántos años unos amigos, Pablo Moreno Prieto, Paco Gallardo, Javier Diestre... nos fuimos de fin de semana a la Extremadura profunda, y el viernes por la noche nos sentamos a degustar productos selectos del cerdo ibérico. Era el casino del pueblo, de los de ABC atrasados, mesa de billar de color indefinible, macilentas lámparas, coñac Terry y Faria con palillo. Sólo al final, en la molicie del café y el aguardiente, alguien dijo --recuerdo que éramos de colegio del Opus-- "¡Peaso de cochifrito de Viernes de Dolores que nos hemos jincao!". Ante la cual otro contestó: "Estamos dispensados: somos peregrinos".

27 de marzo de 2017

Hay cositas

Caminando por las cercanías del hospital Macarena, borrachera de azahar, todo recién llovido, humedísimo, como si ese olor llamara a algo más allá de la prisa y la gestión inmediata. "Párate, huele, escucha. Todo lo demás importa menos". Pero me tenía que ir, a paso vivo, porque llegaba tarde, como el conejo desagradable de Alicia en el País de las Maravillas. Ya van a estar las jacarandas, florecidísimas, y yo con estos pelos. Pueden pasar sin pena ni gloria por la retina, y nosotros a lo nuestro, a la hipoteca y el coche en el taller, a los papeles del banco y al horario de las extraescolares de los niños. Pero las jacarandas no se repetirán, no las de este año. La vida pasa. Mi padre murió, y no se termina de morir nunca (y me asegurán que así será siempre). La muerte nos deja perplejos, como la bofetada a un niño al que nunca se la han dado, que mira con cara de asombro, más que de dolor. Hacerse mayor no tiene casi nada bueno. Digo casi porque, para poder disfrutar de los 8 años de Ángel, los 6 de Fer, los 3 de Nico, tenía que llegar yo a estos achaques de rodillas, de espalda, de resacas con cubata y medio. Sabina acaba de sacar un disco dedicado a la vejez, y dice "y la vida a mi alrededor ya no es tan mía". Pues eso. Pero hay cositas. El otro día, tocando con el saxofonista cubano Rolando Ochoa, entramos en conversación sobre Cuba -cómo no- y hablando, hablando, él había tocado con un músico que era hijo de Cintio Vitier. Y mi querido José Pérez Olivares era maestro de Arte en la escuela en que estudió él. Y conocía a parientes de Eliseo Diego. Y vaya cómo toca Rolando. Hicimos, con mi Luis Abad, en trío, un bolo casi todo improvisado, y qué maravilla Cuba, cómo tocan esos señores, qué poderío y desenvoltura todoterreno. Hay cositas. Por ejemplo, Andy Irvine. Gracias a Youtube -que Dios los bendiga- descubro a este cantante, compositor, e intérprete de bouzouki irlandés -uno de mis recientes instrumentos con The Flying Inn-, que es una bendición para la grisura de los días planos. Nuestro disco, "The Songs of The Old Ship", de The Flying Inn, está a punto de salir, y va a ser cosa fina. Fátima Caballero se ha marcado unos violines hermosos y necesarios, que os van a dejar alucinados. Ya veréis. Y otro día hablaremos de París.

2 de junio de 2014

Podemos abdicar (la sombra de Caín)

Toda esta agitación política post-electoral, y por la abdicación de Su Majestad, tiene algo divertido. Comprobamos de nuevo cómo se justifica cualquier chiste, sarcasmo, parodia, por descarnada o cruel que parezca, cualquier rasgo de humor negro (como las coñas con el pobre de Ortega Lara en las europeas), siempre que sean en el mismo ámbito: el Jueves, el Intermedio, cientos de cartelitos en el tuiter o el FB... Ahora, amigo, en cuanto es al revés, en cuanto la mordida del ingenio y del humor va contra la izquierda o la "causa republicana" (que por cierto, son cosas muy distintas)... ¡cómo te atreves! ¡qué falta de respeto! ¡Eres un facha! Da mucha risa, lo confieso -llevo un día la mar de entretenido-, comprobar esta asimetría, esta hemiplejia moral de la izquierda, pero en el fondo, como español, tiene algo triste. Lo escribió Don Antonio: tierras de España, "por donde cruza errante la sombra de Caín".

17 de marzo de 2014

Lejos de todo

De mi reseña sobre "Largo viaje", de Joaquín Moreno, que voy a enviar a Clarín ahora mismo: "Hacerse mayor es estar cada vez más lejos de todo. Sostiene uno un muñeco de Star Wars en la mano, y en su fulgor de plástico relumbra un tiempo pleno, sustantivo, agotador, en que abrazar un árbol era abrazar la vida, y esconder un muñeco bajo una piedra era sentir el latido del corazón ante el misterio acogedor de Fraggle Rock. Y, sin embargo, nos salen las primeras canas, vemos nacer y crecer a hijos o sobrinos, vemos pasar los meses (con un sonido de facturas y de nóminas), y ese muñeco en la mano está cada vez más lejos. Los puentes que nos llevan a esa luz sin tiempo en que mirábamos el Edén -porque éramos el Edén- hace mucho que saltaron por los aires, en la terrible adolescencia, y la poesía no es sino un modo de visitar, un poco, de forma mágica, aquel ámbito sagrado que anhelamos recuperar, aunque sea tras la muerte. Estos momentos que la poesía otorga (y la música, y tantas experiencias de la Hermosura) suelen ser -ay- muy breves. Pero el viaje es largo siempre, es la vida entera. "

22 de febrero de 2014

Foto de perfil (homenaje a Antonio Machado)

Entremos en un año machadiano (espero que no machacón). Sí, amigos, el hermano de Manuel Machado también fue un gran poeta. Y, recogiendo un guante arrojado por tuiter, pongo aquí mi versión del archiversionado Retrato. Mañana hace 75 años de la muerte de Don Antonio.

6 de febrero de 2014

Dios por dentro

Dijimos hace unos meses que Vicente Sabido, sin yo saberlo, me había dedicado un poema de su antología en Renacimiento. Y que me enteré después de que este muriese, sin haber podido agradecérselo. Por la misma vía por la que tuve noticia de la dedicatoria, me llega foto del poema (pues sigo sin tener la antología). De nuevo, gracias. A Enrique y a Vicente.